lunes, mayo 19, 2008

El árbol

Cuando el árbol es tierno
cualquier viento lo mueve.
Suena en el mediodía
con su música agreste;
tiembla de las raíces
hasta las hojas débiles;
vibra como una cuerda
de la lira celeste.

Pero después su tronco
flexible se endurece;
se acorteza su carne;
su raíz se hace fuerte;
le desnudan la copa
el otoño y la nieve;
la feliz primavera
se la viste de verde.

Pero el árbol ya es otro.
Otros vientos lo mueven.
Otras brisas quisieran
orearle la frente.

Pero el árbol es otro
irremediablemente.

Él no lo sabe. Ignora
el rostro de la muerte.
Sobre el inmóvil tronco
donde el tiempo se duerme,
su juventud le canta
armoniosa, le mece,
tañe, para él, las cuerdas
de oro en las ramas verdes.
Pero el árbol es otro
irremediablemente.
José Hierro